El jurado de este año decidió por unanimidad conceder el galardón a la novelista “por haber renovado la novela policíaca española, aportándole una perspectiva femenina y feminista que ha resultado pionera en este ámbito. Por haber creado dos personajes de ficción –la inspectora Petra Delicado y su inseparable Fermín Garzón– que a largo de sucesivas novelas se han ido consolidando hasta alcanzar un reconocimiento propio de las figuras clásicas del género, así como difusión internacional”. Anteriormente recibieron este premio figuras literarias de calidad reconocida como son Andrea Camilleri, Maj Sjöwall, Petros Màrkaris, Andreu Martín, Ian Rankin, Michael Connelly, P.D. James, Henning Mankell o Francisco González Ledesma.
Despecho, venganza, rabia, chantaje, corrupción, mafias rusas, ajuste de cuentas, celos... Las motivaciones criminales pueden variar, pero nunca la atribulada gravedad de los resultados. Y en ese sentido, hay que rendirse a la evidencia: Giménez Bartlett es una de las mejores autoras dentro del género, y su creación, Petra Delicado –como su contraluz instintivo–, uno de los personajes que más empatía y verosimilitud transmite.
A lo largo de las nueve investigaciones criminales que
Crímenes que no olvidaré recoge, pueden apreciarse los diferentes matices en el carácter de una inspectora que acostumbrada a llevar la voz cantante, huye de cualquier convencionalismo, tanto familiar como profesional. Algo que ya demuestra en el caso que la obliga a interrumpir –sin ninguna aflicción– la típica cena de Nochebuena… en el hospital Vall d’Hebron un mafioso ucraniano ha sido vilmente ajusticiado de un tiro en la frente por dos desconocidos vestidos de Papa Noel que podrían pertenecer a la mafia rusa. El interrogatorio a dos jóvenes sospechosos igualmente disfrazados de esa guisa, aunque entablado con su característica vehemencia, será de los que marque su carrera policial. De fuertes convicciones, Petra siempre estará cercana a los más indefensos y a aquellos que por alguna razón manifiestan alguna debilidad.
Otro caso que pondrá a prueba la capacidad intuitiva y solvente profesionalidad de una inspectora acostumbrada a bregar con todo tipo de sospechosos, es el crimen que acontece en un gimnasio: el guardia de seguridad de una discoteca queda literalmente cocido al ser encerrado en la sauna del local con el termostato a toda pastilla. Los malos modos así como el machismo insolente de la víctima podrían atraer pocas simpatías y poner en jaque a muchos individuos asiduos al recinto. Petra demuestra que pertenece a una generación de mujeres que ya ha asumido su propia individualidad al margen del dominio masculino, de ahí que se pueda considerar bastante más feminista que sumisa y recatada.
Todo apunta a un asunto de drogas, una venganza o a un cliente enojado, cuando cuatro prostitutas jóvenes son acribilladas a balazos en una misma habitación. La atrocidad del homicidio afecta de manera especial a Petra, así como el hecho de que las víctimas fuesen chicas vapuleadas por la vida que llegasen hasta ese trabajo tras sufrir duros desengaños… Nuevamente, el lado más afín y solidario de la inspectora Delicado se hace patente, aunque al mismo tiempo pueda traslucir un cierto carácter contradictorio, tajante y bondadoso a la vez. Algo, que en el fondo la termina haciendo más humana.
No menos atroz se antoja el caso del lituano, o lo que se presenta como un forcejeo con resultado de muerte: la víctima es un hombre de esa nacionalidad que parece haber fallecido a causa de los disparos ejecutados con la misma arma que se ha hallado en su mano. ¿Algunos asuntos turbios? ¿Un posible ajuste de cuentas? Muchas dudas, pero aún así poca gente consigue engañar a Petra, su agudeza y un sexto sentido innato le aportan un enorme talento deductivo.
«Todo consistía en embestirla de frente dejándole claro que no teníamos ninguna duda sobre su culpabilidad. Eso siempre impone mucho, algo saldría de allí. Garzón lo hacía perfecto. Admiré su estilo de predicador crepuscular con tintes quevedescos. Nadie en todo el cuerpo de policía representaba mejor ese papel. Entró a saco desde el principio».
Para ella cualquier formalismo o protocolo está precisamente para saltárselo: no teme tener que enfrentarse a sus superiores, ni recurrir a métodos poco ortodoxos para resolver sus casos. Reflexiva, sensible y culta, pocas policías se parecen a ella. Así lo manifiesta en otro enmarañado caso que la obliga a frenar sus vacaciones durante el periodo estival: la esposa de un policía nacional es despachada de un tiro en la nuca; el matrimonio estaba pasando por malos momentos, y además, el disparo mortal se había efectuado con un arma antigua como las que suele coleccionar el marido, de ahí que éste no pueda ser descartado como sospechoso.
Sus casos podrían contarse por criminales encarcelados. Ingeniosa y de respuesta rápida, la impaciencia y el humor la caracterizan: es irónica, dura y hasta un poco burda en ocasiones; difícilmente se limita a la hora de hablar o expresar sus opiniones. Eso le ha acarreado a veces cierta fama de insociable. Para el asesinato de la princesa italiana Umberta de Teodosi en su residencia, Delicado tendrá que indagar en el nido de aquella nobleza destronada que pululaba por España como si fuese su refugio. La desaparición de la caja fuerte señala al robo como origen del crimen, pero un extraño mensaje en el móvil de su ayudante parece indicar otra cosa...
Cada vez se hace más visible la verdadera pasión que Petra siente por un trabajo que le permite mostrar a nivel profesional su perfil más inteligente, tenaz e intuitivo, pero que en determinadas circunstancias, también la empuja a sacar su lado más dulce, compasivo y humano. Así, los otros crímenes que en este volumen investiga resultan tan inolvidables, como increíbles son sus resoluciones. Las justificaciones del criminal se hacen a veces enormemente paradójicas o contradictorias, pero nunca exentas de una razón clave que a nivel personal respalde el violento acto que emprendió… un razonamiento que la inspectora, por mucha implicación que tenga en el caso, jamás compartirá.
El subinspector Fermín Garzón es el colaborador más cercano y gran apoyo de Petra. Tampoco le faltan a él recursos ni palabras a la hora de opinar o afrontar un interrogatorio. Dotado de un gran sentido común, es un policía más bien tradicional, sincero, paciente y divertido. Podría decirse que es el perfecto contrapunto a la inspectora. Le gusta comer y hacer visitas al bar cercano a la comisaría, lugar al que en cuanto tiene oportunidad arrastra a su jefa. Los diálogos entre ellos son realmente jugosos, sin desperdicio, un toma y daca de frases ingeniosas, irónicas y a veces, hasta un poco absurdas e incluso cínicas, pero siempre inteligentes.
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